jueves, 13 de octubre de 2011

:: Eraserhead ::


El surrealismo es lo más sencillo y complejo que he experimentado en la vida. Para entender un concepto simple la primera vez tuve que tirarme de cabeza a un pozo, pero luego entendí que es un recurso que no cabe dentro de las contextualizaciones. Demasiado entretenido y desconcertante que sólo hay que disfrutar.
Ahora pienso que Lynch en sus películas se ríe constantemente de nosotros.

Quiero dejarles un post que encontré sobre una muy buena interpretación de la película Eraserhead que me encantó, y yo creo que no hubiese podido explicar mejor:

Eraserhead no es ni más ni menos que la biografía de un hombre atormentado por una paternidad no deseada y que vive en un ambiente hostil. Punto. La película no es de difícil comprensión si uno sabe fijarse...todo, absolutamente todo refleja ese miedo irracional de Henry a ser padre y asumir responsabilidades. Si bien hay, como en todas las películas de Lynch, elementos inexplicables de libre interpretación, desde el principio me resulta fácil desglosarla. La película comienza con la cabeza de Henry vomitando algo parecido a un espermatozoide gigante con la cabeza del engendro que conoceremos después. ¿Acaso se puede explicar de forma más evidente (para el surrealismo, ojo) una fecundación? Al poco tiempo aparece el hombre deforme de la fábrica, ese siniestro demiurgo que mueve las palancas, y al accionar una de ellas, el espermatozoide cae en el "óvulo". Tras el paseo de Henry hasta llegar a su casa donde vemos el ambiente industrializado y opresivo acrecentado por la machacona música de maquinaria (no recomiendo ver esta película con auriculares, como hice yo en más de una ocasión, masoquista que es uno) el buen hombre llega a su casa, y obviando detalles, recibe la invitación de ir a casa de su novia y tal, y esa cena se convierte en una de las escenas más memorables de la película. Aquí aparecen los detalles más surrealistas e inexplicables (la abuela catatónica utilizada para remover la ensalda, el suegro que parece hablar desde un espejo ajeno a todo lo anormal, el intento lascivo de la suegra hacia su yerno...) La escena del trinchado del pollo, la cual no deja de ser un reflejo del terror de Henry al sexo, la paternidad (el pollo simula una mujer abierta de piernas que suelta un líquido que bien podría ser la menstruación o un simulacro del parto)
Incluso la perra que amamanta a sus cachorros se puede relacionar con lo que les viene encima a la pareja.
Ya en la casa de Henry, la criatura es de todo menos humana... un feto abortado de oveja, el cadáver de E.T., cualquier cosa menos un bebé. Pero no deja de ser la imagen de cómo el padre ve al hijo, como una carga, un horror y una molestia. Henry sólo encuentra refugio en la mujer del radiador, con la que acaba al final de la película, feliz tras matar a su propio hijo, liberado de la responsabilidad de la paternidad y que no es más que un símbolo de la libertad sexual que tanto anhela (no hay que olvidar sus sueños eróticos con la vecina, y el hecho de que por culpa de los llantos del bebé no puede reunirse con ella)
La escena de la mujer del radiador cantando la mítica canción "In Heaven..." mientras esquiva y pisotea espermatozoides gigantes, demuestra que es la mujer ideal para Henry, ya que como él, reniega de la "carga" de tener hijos. El maravilloso sueño se ve interrumpido por el propio bebé monstruoso, cuyo llanto taladra literalmente la cabeza de su padre hasta desprendérsela (nótese que en el escenario aparece la planta sin maceta de la mesita de noche en versión gigantesca de la que manan más líquidos repugantes tan típicos de Lynch; esa planta reseca representa el elemento de la vida real que se cuela en su sueño perfecto junto con el hijo)
Finalmente, paso a analizar la escena de la fábrica de gomas de borrar hechas con cerebros, en la que un muchacho recoje la cabeza de Henry y la lleva a la fábrica, donde hacen lápices con gomas de borrar, y un hombre las va probando. Esta escena lógicamente da título a la película, cabeza borradora, y puede respresentar perfectamente el afán de Henry por borrar sus problemas de la vida real. Tras despertar del sueño y por fin acabar con su hijo y reencontrarse con su libertad perdida (la mujer del radiador) vuelve a aparecer el hombre de las palancas, cerrando así una etapa, la cual se puede interpretar como la propia muerte de Henry y su llegada al cielo (In Heaven, everything is fine...) Así, el hombre de las palancas sería como ya he dicho, el demiurgo, el ser superior o dios que rige los destinos.

IN HEAVEN, EVERYTHING IS FINE.

http://www.davidlynch.es/phpBB2/viewtopic.php?t=579

domingo, 9 de octubre de 2011

:: Confieso ::



Confieso que nací el 3 de abril de 1984, día martes, y que desde ahí la lucha ha sido inacabable.
Mi signo es aries y mi característica es ser soñadora. El amor nunca se me ha dado como quiero, pero no pierdo las esperanzas.
Confieso que mi primera comunión la hice en la iglesia de San Francisco en el centro de Santiago.
En esa misma iglesia pedí por un amor que nunca me fue correspondido. Allí le agradecí a Dios todas las cosas lindas que me pasaron. No soy católica.
Confieso que siempre quise hacer lo que se me diera la gana. A veces es mejor pensar antes de actuar.
Mi familia es chica, apenas somos 5. Una vez ví a mi padre llorar.
A veces me pierdo en fantasías misteriosas. No me gusta el mundo sin justicia.
Me gustaría ser más ambiciosa, aunque a veces soy lo suficiente para alcanzar mis metas.
Confieso que me carga lavar la loza y que me digan "Cecilia", prefiero los apodos cariñosos y que me den largos abrazos.
Una vez pensé que era adicta al sexo, pero luego descubrí que sólo era un ímpetu malicioso (?) o las ganas de querer a alguien sin restricción.
Confieso que me gustan las aventuras, quiero estar con alguien que no sea aburrido y que yo sea su prioridad número uno. Soy egoísta, me creo el centro de atención. Escucho rock y odio la música romántica porque me da miedo ser mamona.
Confieso que me entrego siempre al 100%, y por lo mismo me han pisoteado el corazón miles de veces.
Nunca me he casado, no me gustan las formalidades. Prefiero la unión libre y tomar coca cola por la mañana.
Escribo poesía que no me gusta y me cargan las flores (pero amo los chocolates).
Mi color favorito es el rojo y una vez lamí la sangre de otro.
Confieso que subí un par de kilos, algún día los bajaré.
No me gustan los postres y amo el sushi.
Quiero tomarme un trago ahora.
A veces fumo más de lo que me gustaría.
Me carga dormir sola.
Confieso que no me creo nada de lo que los hombres dicen.
No me creo bonita, pero me gusta que me lo digan siempre.
Mi afición es el cine y hablar incansablemente con todo el mundo.
Llevo tres libros sin terminar, estudié dos idiomas que no hablo, y siempre me cuesta terminar lo que empiezo.
Soy volátil, cometa, estrella fugaz en el cielo de otros.
Mañana es mi último día de descanso.
No me gusta hacer cosas que no siento, pero sí me he sacrificado por otros. Incluso gente que no vale la pena.
Mi conciencia no está tan limpia.
No me sé persignar en el evangelio de San Lucas.
Llevo una lista de las cosas que me faltan por hacer antes de morir.
Mi manuscrita es una mezcla de imprenta con cursiva.
No me gusta hablar de política ni de religión.
Domino muchos temas, pero todos superficialmente.
Mañana será otro día, pero no sé si eso es bueno.
Confieso que soy fuego, agua, tierra y mucho corazón.

martes, 4 de octubre de 2011

:: El Cuaderno de Maya ::


Libro tras libro, Isabel Allende siempre engancha la lectura por algún lado. En este caso, la historia de una adolescente gringa hija de un padre chileno me sorprendió riendo y llorando, casi como cuando leí Paula.
Admiro la capacidad que tiene Allende para meternos en sus historias y vivir incluso hasta las respiraciones de sus personajes. Supongo que eso es lo que hace un buen autor, vivir otras pieles como si fuesen suyas.

Con respecto al libro, brevemente les digo que es la historia de una adolescente que a sus cortos 19 años ha experimentado la bajeza más terrible que puede hayar un ser humano. El tormento de las drogas, el abuso, la prostitución, la indigencia y la reinvención desde la base de aceptarse y aceptar los errores. Aprender. Nunca es muy tarde ni muy temprano para aprender de qué se trata la vida.
Es un libro gordo pero se pasa muy rápido. Isabel se caracteriza por acercarnos a un tipo de lectura rápida y sin muchos análisis, mas que aceptar la realidad desde el punto que se nos plantea. Lo único objetable de sus libros es la reiteración del golpe militar. Siempre aparece una historia, un personaje, un hilo dónde se nombra la dictadura de Pinochet.

Les voy a confesar algo. Cada vez que escribo mis locos pensamientos me dan unas ganas de hacer un tremendo análisis objetivo y profundo de cada cosa que recomiendo, bajo el prisma del desgloce de conceptos y posibles interpretaciones, hasta caer en el famoso círculo hipster de preguntarse qué cosa quiso decir el creador de cualquiera sea la obra objeto. Pero me aburro. Lo encuentro inutil, y terrible. Así que no lo haré. Disfruten del arte íntegramente y nunca dejen que otro obstruya su visión particular con opiniones de diccionario. Al menos hasta que sean capaces de asimilar sus propias opiniones.